La contaminación lumínica está afectando los ritmos circadianos de todos los seres vivos, alterando ecosistemas enteros, pero además causando efectos negativos en la salud mental y hormonal de los seres humanos, informó el ecólogo sueco, Johan Eklöf.
En una entrevista publicada en la revista Ethic, manifiesta que el exceso de luz está afectando a múltiples especies, desde insectos hasta corales, pasando también por los pájaros y los árboles quienes se ven perturbados al momento de camuflarse e iniciar sus ciclos de apareamiento, lo que puede provocar cambios en su comportamiento y su supervivencia.
“Los animales nocturnos tienen cada vez menos espacio para vivir, lo que afecta sus posibilidades de alimentarse y aparearse. Además, las especies que viven más durante el día se ven afectadas, ya que la noche y la oscuridad son necesarias para el ritmo circadiano y para tener un sistema inmunológico saludable”, reseña el texto.
Asimismo, indica que el efecto dominó de la alteración de los ecosistemas puede tener graves repercusiones para la biodiversidad y el equilibrio ecológico del planeta.
El científico sueco explica que en el caso de los humanos, la contaminación lumínica afecta la hormona del sueño, la melatonina, causando así graves consecuencias en el sistema inmunológico de las personas. “Hay varios estudios médicos que demuestran que la falta de oscuridad puede aumentar el riesgo de padecer determinadas enfermedades”.
En ese sentido, propone medidas urgentes para reducir la emisión de luz innecesaria, como instalar sensores de movimiento, temporizadores, pantallas protectoras o luces de colores menos intensos.
“Debería haber leyes que indique cuánta luz es demasiada y también cómo deben taparse las luces. También, se deben prohibir los reflectores y las pantallas comerciales innecesarios. Y utilizar luz amarilla y roja más que azul y blanca”, apunta.
Sugiere, además, fomentar el turismo de oscuridad y el astroturismo, como formas de concienciar a la población sobre la importancia de preservar la noche y el cielo estrellado.
“Por nuestra salud, por la salud del planeta y simplemente por el hecho de que perdemos una de las cosas más culturales que hay: la noche”, concluye.
Con información de Revista Ethic.